La concejalía de Patrimonio del Ayuntamiento de Petrer prepara para después del verano una actuación de conservación del acueducto de San Rafael, uno de los bienes de interés cultural del municipio.
Según ha explicado el concejal de Cultura y Patrimonio, Fernando Portillo, “tras la erosión del terreno de rambla debido a las lluvias, sobre todo las de 2019, hemos decidido llevar a cabo una actuación de consolidación para la conversación de los tres arcos de los seis que en su día tuvo el acueducto, además de mejorar la imagen de la zona”.
El proyecto “Consolidación del BIC acueducto de San Rafael y de su entorno en rambla”, redactado por los técnicos de la Oficina Técnica de Urbanismo y del Museo Dámaso Navarro, tiene un presupuesto de 43.709,89 euros, solicitándose a la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte una subvención para tal fin.
En concreto, los trabajos van a consistir en la adecuación del cauce de la rambla con la limpieza de matorrales y el rebaje del cauce, que se rellenará de hormigón, y se creará un dique para encauzar el agua de las lluvias torrenciales y que no se queden retenidas en el monumento; el refuerzo del pilar central que es el que está más afectado por la pérdida de relleno en su base; el recrecido de uno de los pilares del acueducto derribados hace siglos para marcar su situación; el arreglo de la escalera para acceder al cauce y la creación de un panel informativo para informar del valor patrimonial del acueducto.
Por su parte, el director del Museo Dámaso Navarro, Fernando Tendero, ha ofrecido algunos detalles históricos del acueducto, indicando que forma parte de una importante obra de ingeniería hidráulica llevada cabo a finales del siglo XVI y que estuvo en uso hasta finales del siglo XVIII. Su construcción canalizaba el agua del manantial de Santa Bárbara, en el término municipal de Petrer, hasta la villa y el castillo de Elda. Para salvar el importante desnivel de la rambla de Puça, de aproximadamente treinta metros de amplitud y ocho metros de altura, se construyó el acueducto. Los estudios de la profesora de la Universitat de València, Sabina Asins, demuestran que la construcción del primer acueducto finalizó en el año 1583. La obra fue realizada por Guillem Pasqual de Jaca, fuster e mestre de fer molins. Entre 1616 y 1622 se realizaron unas labores de canalización, y en 1663, hubo que reconstruir parte de la conducción hídrica. El investigador eldense Fernando Matallana localizó el expediente de reconstrucción del acueducto iniciando la obra en 1783, aprovechando los pilares de piedra existentes de la obra de 1583. Según este autor, en 1796 una inundación derribó el acueducto y ya no se volvió a reconstruir a pesar de existir proyectos posteriores para ello. A comienzos de la década de los ochenta del siglo XX cayó uno de los arcos más próximo al barrio de San Rafael, y desde entonces solo se conservan tres arcos de los seis de los que constaba, siendo la imagen actual.
Desde 1981, el acueducto es monumento histórico artístico, o como se recoge en la legislación vigente bien de interés cultural (BIC), siendo esta la máxima figura de protección del patrimonio cultural en nuestro país.